Mis pupilas se posan sobre tus labios, que evocan atardeceres futuros sabor vainilla.
Tus manos me regalan violetas azules, que traes de un mañana oscilante con luces y sombras.
Agridulces notas suenan.
Tus pupilas escudriñan el laberinto de mis cuerpos etéricos, donde habitan alfa y omega.
Mis manos descubren tus lagos y lagunas, donde la carpa y el sargo se abisman.
Suenan notas agridulces.
Pupilas dilatadas, quiromancia, Lisboa, Salmantica y viajar por Asia para conocer a Buda.
Confiarle al destino una isla desierta, un acertijo para leer entre líneas, un poema con alas que traspase la pantalla.
¿Escuchas? Otra melodía.
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